Abrasivos y granallas
Disponemos de un catálogo amplio de abrasivos y granallas con diferentes tamaños de grano y composición química variable adaptados de según el sector y las piezas a chorrear o granallar. Hay varios factores que a tener en cuenta para la correcta elección del abrasivo:
Trabajo a realizar. Dependerá de la naturaleza del trabajo y el objetivo del mismo usar un grano u otro de abrasivo. Para cada trabajo o aplicación es recomendado un abrasivo.
Máquina de granallar o equipo de chorreado que se va a utilizar. Existen muchos tipos y clases de máquinas de granallar y chorrear en las que se suelen usar unos granos determinados de abrasivos.
Espacio o lugar donde se va a realizar el trabajo de arenado. Podemos encontrar abrasivos de un solo uso y abrasivos técnicos reutilizables.
Además, los abrasivos también son usados en otro tipo de aplicaciones como aditivos mezclados con composites, hormigones, pinturas, suelos antideslizantes e infinidad de usos más.
En cuanto a la clasificación de los abrasivos por su dureza encontramos:
Abrasivos suaves, con poco poder de abrasión. Son abrasivos destinados a limpiezas superficiales sin dañar la superficie a chorrear o granallar. Por ejemplo, limpieza de moldes o decapados suaves.
Abrasivos medios con poder de abrasión moderado. Son los más usados en la técnica del chorreado ya que abarcan la mayoría de aplicaciones como limpieza de fachadas, satinado de inoxidable, decapado de metales, etc.
Abrasivos duros con alto índice de abrasión. Suelen ser granallas y corindones con el objetivo de crear altas rugosidades para un posterior recubrimiento.
Algunas de las aplicaciones donde se usan los abrasivos y granallas son: Proyección de partículas abrasivas, tratamiento de superficies por impacto de abrasivos. Granallado de piezas, arenado de superficies, satinado de inoxidable, pavimentos antideslizantes, fabricación de pinturas, decapado de superficies, limpieza de moldes, quitar oxido de piezas, restauración de piezas, limpieza de fachadas, etc..